Estoy cansada de esperar, de respirar y aparentar; tener que mostrar sonrisas falsas todo el santo día, mantener mis sentimientos en el fondo de mi corazón, aparentar que estoy bien cuando siento que mi mundo o esto que tengo se viene abajo, estoy cansada de ser el pilar donde se apoyan muchas personas, de no poder mostrar mis debilidades para no preocupar a alguien más, de evadir preguntas estúpidas para no tener que terminar con una cátedra por parte de aquellos que preguntaron…
Estoy desesperada y aunque mi vida al parecer sonríe hay asuntos por los que me gustaría dejar todo atrás, tirar todo al carajo y por primera vez en mucho tiempo llorar libremente; quisiera recuperar la libertad perdida de un tiempo acá, tiempo donde recupere mi “familia” como tal, pero que empecé a descubrir que quizás no la quería al final. Es bueno ver a mis padres unidos como en mi niñez, ver a mis hermanos muy seguido e incluso compartir con ellos días enteros, volver a vincularlos a todos de una forma más patente en mi vida, pero el problema aquí es que por mucho que lo intente no lo puedo hacer, ya no los veo como antes, mis padres perdieron autoridad sobre mí, mis hermanos dejaron de ser aquellos en los que me gustaba confiar, ahora… Ahora solo son personas muy importantes, pero que me sofocan y me hieren al intentar recuperar lo perdido y debo admitir que lo intentan un poco tarde en realidad.
Desde hace unos años, donde mi familia se quebró y cada uno tomo su camino, mi padre y yo mientras mis hermanos y madre hacían su vida aparte y tuve el último cambio de colegio, empecé a afrontar muchas cosas de una u otra forma sola, convirtiéndome en alguien muy independiente (exceptuando el sector monetario), mi padre dejo de venir a casa por un tiempo, solo me daba dinero cada fin de semana para luego marcharse otra vez; a mi madre solo la veía y eso si tenía suerte una vez cada 2 o 3 meses, uno de mis hermanos cada fin de semana y eso por mi trabajo y el mayor simplemente no vivía en la ciudad, una llamada de vez en cuando era lo más que recibía de él. Cuando mi padre por fin se quedo en casa, no nos dirigíamos la palabra salvo para saludar, despedirnos o hablar unos minutos de las cosas mas vánales que pudieran imaginar; el dedicado a su trabajo y su pareja, mientras yo me dedicaba a estudiar y perderme como se me hizo costumbre en series o lecturas, ninguno se metía en la vida del otro y ya que no veía mucho a los demás, ellos también se fueron perdiendo de las cosas que me sucedían o lo que sentía.
Me volví una persona fría y reservada, deje de mostrar mis debilidades y no sonreía ni siquiera por cortesía, me aislaba más día a día y me volví mucho más hostil con mi trato a los demás.
Así transcurrió mucho tiempo, aproximadamente 2 años para ser un poco más exacta, fue entonces donde mi núcleo familiar se reconstruyo, mi madre poco a poco volvió a estar al pendiente de mí y mi padre se preocupo mas por saber como estaba, luego al volver ambos y convivir en la misma casa las cosas parecían pintar mejor en mi vida, sin mencionar que conocí a alguien que me alegro la vida y que se convirtió en la luz de todo, la única persona con la que me permití llorar y entregar aquel amor que no daba a nadie más.
Después de un año, todo iba normal, igual en mi mundo no cambiaron muchas cosas solo el hecho de que una pequeña alegría invadía mi vida, pero nadie hasta ese entonces buscaba saber más de lo que decía o mostraba, Todo seguía muy superficial y eso me agradaba, porque me acostumbre a esa soledad y libertad que gozaba. . Empecé a fingir sonrisas para no preocupar a nadie y mantener aquella comodidad, a tranquilizar al mundo con un estado de ánimo que aun no tenia, a dar consejos y entregar lo que buscaban de mi, comencé a ser un apoyo al parecer muy necesario para todos en cualquier campo, ya fueran amigos o familiares, deje mis penas en mi corazón y les brinde a todos lo que en mis manos estaba, para evitar ser cuestionada y como lo viví en algún tiempo criticada
Entonces, mi novia me dejo atrás, mi madre se entero de mi orientación sexual y me dejo marcada su forma de pensar acerca de aquello y de lo que yo soy, mi hermano decidió regresar, mi espacio fue reducido, mi libertad arrebatada, mi privacidad destrozada; a todos les dio por “mejorar” mi vida, yo lo llamaría mas manejar, porque todos querían al ver que no tenían voz ni voto en ella, intentar hacer lo que más les pareciera e intentar que yo hiciera lo que querían, yo destrozada, evitando por cualquier medio que aquello pasara, aunque las fuerzas me fueron arrancadas.
Entonces entramos en mi presente, donde me asfixio día a día, donde mis enojos son más constantes pero intento mantenerme controlada, donde continuo fingiendo sonrisas y alejando cualquier ápice de tristeza del mundo exterior; mas estoy harta de vivir esta vida… Fingir al resto del mundo como lo vengo haciendo está ahogando mi alma, saber que dependo de alguien más me molesta de muchas formas y tener que brindar una explicación por cada cosa que hago hace que el frágil equilibrio en mi interior se quiebre y todo se vuelva un caos, la depresión de nuevo me acosa y solo me resigno convivir con ella en los pocos espacios de soledad que en mi actual vida puedo hallar, luego la suprimo y paso de a fingir una vez más.
Sé que hay mucho porque seguir, alguien muy importante por quien luchar y sonreír de verdad, pero… En días como hoy, donde todo pinta gris, las lagrimas quieren escapar y si no me deshago de muchos sentimientos voy a explotar, todo se me hace confuso y ni saber que ella esta “a mi lado” me brinda algo de tranquilidad.
Solo quiero gritar, llorar y destrozar, en vez de respirar, contar hasta 10 y continuar, quiero recuperar mi vida y como antes poder tener mi privacidad, aquella donde me podía desahogar.