Dejo todo de lado, miro mi cuarto; todo se siente tan vacío,
tan solo, tan tétrico. Supuse que la mejor opción era mudarme, iniciar de
nuevo, dejar de lacerar mi cuerpo por los recuerdos; esos que llegaban cual
tormenta cada vez que la veía de nuevo, cada vez que por motivos absurdos
terminaba leyendo alguno de sus versos.
Saber que la había perdido era lo más difícil para mí, nunca
supe como soportar el hecho de perder a quien decía amar.
Todo fue una promesa rota, todo se redujo a una comunicación
inexistente, a una despedida sin adiós adecuado donde yo esperaba que todo
continuara pausado. Suelo tener una visión rara de las circunstancias,
idioteces de mi mente o de un corazón que se cree paciente (?). Cómo se puede
esperar algo que nunca se expresó con claridad, cómo puedo llegar a reprochar
algo que ni yo cumplí a cabalidad.
Que graciosa es la historia cuando se cuenta desde una
perspectiva rota. Cuan cómico es mirar atrás y ver todos los errores que una
sola persona puede llegar a encestar.
Yo la culpe, aun inconscientemente, por algo que yo decidí que
era lo pertinente; después se empezó con un circulo de horror, donde dañaba con
cada acción aun si no se mencionó, un deleite corporal para mi alma adormilar.
En tal caso, no es posible criticar un final que se veía llegar;
no es correcto siquiera hablar y entre líneas profesar que me descoloco más de
lo que me atrevería a aceptar. Las noticias recibidas fueron confirmación de lo
que un día con tragos demás a alguien mencione, que me contesto al instante con
un “y que esperabas pues”… bien dicho por su parte, no esperaba nada, pero mi
interior gritaba algo que es inmensionable.
Igual una cosa es sospechar y otra confirmar,
cuando sucede la segunda es aquí es donde digo un vacío “se feliz”, que como
toda gran actriz espero sea creíble para todos los que se encontraban allí.
Pero bueno, tan vacío no estaba, mi mente no es tan alocada
como para no aceptar que eso, de uno u otro modo, era lo que esperaba, o espero,
si lo prefieren traer a la actualidad.
Así resulta más factible seguir aquí con este supuesto frió,
y digo supuesto porque creo que mis sentidos están más que dormidos mientras
escribo mis desvaríos en un cuarto que parece salido de una comedia barata,
al ritmo de la música de San Alejo, indeleble para quien quiera saber un poco
más y esta historia quiera traer a la realidad. Estoy… ¿Cómo decirlo? Un tanto
consternada (?) Toda la vida me la he pasado dejando de lado todo lo que ha
sido importante para mí, para después quejarme por haberlo dejado ir. Aunque ahora no me siento tan culpable, estoy
segura de que intenté explicarme, que no lo haya hecho de la forma adecuada quizá
sea otra forma de mirarle.
Igual no pienso lamentarme sobre algo que era inevitable,
aun cuando en un rincón remoto de mi cabeza una vocecita me grite que todo pudo
tener un final de mejor contraste. Aquí es donde entra en juego mi eterno
dilema, ¿Habré hecho lo correcto? ¿Habrá valido todo la pena? ¿Estoy de acuerdo
con el resultado de los acontecimientos?
Responder no importa ahora, una opinión subjetiva de lo que
una mente llora, no viene con validez,
aun cuando sea la hora. Si la felicidad se presenta, aun cuando este
fragmentada, la única opción es aprovecharla, sin importar quien quede con el
trauma. Yo soy ahora quien paga, me alegra que sea así, aun cuando duela tanto
y quiera sacar todo de mí.
Masoquista en demasía, en eso me convertí, porque prefiero
el dolor ya sea físico o emocional para alcanzar mi paz mental. Quizá sea la
explicación lógica del porque todo esto permití, aunque si se piensa
detenidamente, no tuve de donde escoger aquí.
(Suspiro) En ocasiones suelo pensar, aunque todos lo lleguen
a dudar, con un tipo de cordura que no me agrada en realidad. La locura es mejor
para escribir en días como hoy, cosas que no tienen sentido, pues de ese modo
se pierden más fácilmente en el olvido.
Solo
palabras taciturnas que a una mente liberan, mientras el cuerpo se destensa y
se prepara para la noche eterna.