lunes

Sin armas ante el primer amor


“Cuando me enamoro lo hago de corazón, entrego mi alma en cada beso, mi ser en cada “Te quiero” porque aprendí que vivir solo el momento nos hace sufrir y no llena el vacío que hay dentro de mi… “
“No temas, yo jamás te hare daño, estoy para protegerte…”
“Amor, eres mi vida entera, te amare por siempre”
“Princesa, me haces falta, no sé cómo vivir sin ti, no sé como soportar el ensordecedor silencio que deja tu ausencia, espero regreses pronto…”

Sus palabras  sonaban siempre tan creíbles, tan seguras, tan “enamoradas”, sin embargo, ahora heme aquí, sentada llorando como nunca antes después de aquello…

Nuestra historia comenzó como cualquier otra, una mirada, química, un “hola”, una salida, un beso, una propuesta, un “acepto” y juntas descubramos el resto.

El tiempo pasó volando y pronto nos encontrábamos más enamoradas que nunca, mi vida sin ella perdía sentido alguno, pero al estar con ella, oír su voz, escuchar su nombre o recordar su sonrisa, todo, absolutamente todo recobraba color y belleza. Nos amábamos, llevábamos 4 años 11 meses y 17 días y entonces al sentirme con un buen empleo,  una carrera en ascenso y por fin algo palpable y tangible para ofrecerle, porque siendo sinceros de amor no se vive, me decidí a dar el siguiente paso.

Hable con mi mejor amigo durante varias semanas sobre el tema, un punto de vista más objetivo nunca está de más; le pregunte sí era lo correcto, sí no me estaba precipitando, o si quizás simplemente el también opinaba que era el momento. Nuestras charlas siempre terminaban en lo mismo “Si ella te ama tanto como yo lo veo y tu estas así de segura de tus sentimientos como para hacer esto, dilo sin miedo” 

Entonces un día al salir temprano del trabajo, me  encontré con él y me acompaño a comprar lo que sería el anillo de compromiso; después de varias horas buscando en joyerías termine, bajo su escudriñante mirada, escogiendo un anillo en oro blanco con un diamante en corte redondo. Ambos quedamos satisfechos con la compra, él porque me veía tan ilusionada y feliz con el importante objeto, y yo, porque ya me imaginaba deslizándolo por el dedo anular de mi amada doncella.

Durante más de una semana planee la velada perfecta donde haría la pregunta más importante de mi vida; sin embargo, por un viaje de negocios que me fue imposible rechazar, tuve que posponer mi noche perfecta.
2 largas semanas después la llame, acordamos que iría a recogerla a su casa y de allí nos encaminaríamos al lugar cuidadosamente preparado para la ocasión sin que ella lo notara.

Llegamos, cenamos, reímos y finalmente entre una suave música lo más esperado, me aclare mi garganta y pronuncie lo que tenía desde hace tiempo atorado entre pecho y espalda.

-          Amor, se que quizás me estoy precipitando un poco, que pueden aun haber  traumas del pasado, pero yo siento que es el momento adecuado – Tome su mano y observe directamente sus ojos – Sabes que te amo como a nada mas en este mundo y no me imagino mi vida sin ti a mi lado, por eso me gustaría saber si tu… - Saque una rosa de  mitad de la mesa y la abrí - ¿Quisieras ser mi esposa? – Jamás olvidare su rostro, tan sorprendido,  tan iluminado, pero a su vez tan confundido y asustado… Su mirada reflejaba felicidad pero en su interior había algo, algo que desde el momento en que nos vimos en su casa esa noche estaba presente, algo que por mi nerviosísimo y  anticipada felicidad pase por alto… Ahora no había puro amor al momento de cruzar nuestras miradas, ahora había tristeza, contradicción y lo que muy seguramente sería la antelación del adiós.
-          Lo siento Sofí, yo… yo… - Soltó mi mano,  salió huyendo y con su huida algo dentro de mí se fue rompiendo.

No supe que cara puse, no se siquiera si respire durante el tiempo donde su esbelta figura, esa que amaba y aun hoy amo tanto, desapareció por completo de mi rango de visión, perdiéndose completamente entre personas y finalmente en la penumbra levemente matizada por la luz de luna; tampoco sé por cuánto tiempo estuve sentada allí, solo sé que mi mente se desconecto y mi alma abandono mi cuerpo durante esos momentos dejando únicamente un cuerpo o mejor dicho un ente vacio.

Cuando por fin salí de mi sopor, tome mi abrigo, deje el pago de la cuenta sobre la mesa y me fui en su búsqueda como un ser que corre para no perder su vida y es que  precisamente eso hacía, corría para alcanzar a quien era mi vida. 

Fue entonces cuando agradecí haberla llevado esa noche precisamente allí, pues finalmente despues de haber corrido lo sificiente como para que mis pies dolieran, la vi sentada a la orilla de la playa, note que estaba llorando pues no importaba que tan lejos me encontrara, el tiempo a su lado me había permitido conocer casi a la perfección cada uno de sus gestos.

Me acerque cautelosa y simplemente me sente a su lado, no le mire, solo fije mi vista a donde ella la tenia, el mar sin fin que se posaba frente a nosotras. Sé que me observó por unos segundos, luego regresó a su posicion y su llanto se intensifico; oírla llorar de tal forma hizo que me doliera el corazón así la abrace hasta que sus lagrimas se fueron apaciguando al grado de detenerse por completo.

Le mire y le bese; entre innumerables besos en todo su rostro le recordé lo mucho que la amaba y que no importaba, quiza si me había precipitado, que mi intención no fue asustarla o algo similar, que entendía a la perfección lo que había pasado; ella solo me miro y sus labios, esos que resultaban una droga, un extasis a mi ser cada vez que los probaba, se entreabrieron para golpearme con sus frias palabras.

-          Yo... -  Un suspiro en un intento de buscar las palabras adecuadas, me pregunto hoy si acaso existen en verdad dichas palabras – Siempre hemos sido completamente sinceras, aun cuando las cosas duelan y nos molesten, por eso amor yo quiero confesarte que  - Otro suspiro y el miedo de mi se apodero -  ayer vi a Miguel – Lo dijo rápidamente entre un hilo de voz que apenas y era lo suficientemente audible pero bastaba para que yo lo escuchara. Oír de sus labios ese nombre resulto como una bofetada y en ese momento sentí como se revolucionaba por completo mi corazón, ¿Acaso siempre tendría que vivir con el fantasma de su ser? -  desde  que te fuiste de viaje me ha estado llamando, ayer me pidió que nos viéramos, tenía algo importante que decirme y fue tanta su insistencia que acepte – Pase saliva y me separe un poco de su cálido cuerpo – Me dijo...  – Sollozo  y yo compartí su acción al imaginar lo siguiente que vendría – Me dijo que me ama – Sus ojos se iluminaron como lo hacían en antaño conmigo y fue la segunda  bofetada, tan fuerte que sentí que no podría mas. – Que lamenta haberme abandonado y me beso – Mi final empezó ahí – Quisiera decir que no correspondí, pero…  
-          ¡Detente! – La interrumpí, me levante abruptamente con un dolor en el pecho, un nudo en la garganta y lágrimas empapando mi cara – no quiero oír mas, no quiero saber lo que paso, no quiero que me digas lo que siempre he sabido, por favor, calla…
-          Lo siento Sofí, no ha sido mi intención, solo descubrí que no lo he olvidado y lo que sentía por él sigue allí, yo lo a..
-          ¡CÁLLATE!  No siguas, Andrea por favor, no lo digas, no sé como resistir escuchar esa frase dedicada a otra persona, por favor, te lo suplico – Mi fuerza me abandono y caí de rodillas
-          Sofí yo…
-          No digas nada, solo, solo… - Mi llanto no me permitió continuar y ella como lo hacía cada vez que estaba mal intento por medio de un abrazo consolarme. Nunca antes su cuerpo me había parecido tan ajeno ni su tacto se había sentido tan extraño. – Aléjate – Susurre apenas, ella me observo y retrocedió. 

El silencio se apodero de nosotras, gélido, doloroso, imponente. Yo sabía que a su lado no era más que un remplazo y el juguete de segunda mano, pero después del segundo año creí que me había ganado un espacio, que yo estaba significando en su vida lo mismo que ella significaba en la mía, que por fin su rastro se había borrado y solo quedaba un recuerdo de lo que vivieron y lo que él significo, que él era parte de su pasado y es que eso es un recuerdo, pasado. ¿Cómo era posible que me dijera eso?  ¿Cómo fue posible que solo con un par de palabras de parte de ese imbécil lograran derrumbar todo lo que habíamos construido durante todo este tiempo?

No recuerdo con exactitud qué fue lo que me impulso a moverme ni si la vi o no al levantarme ni cómo fue que llegue a mi auto, tampoco tengo idea del tiempo que transcurrió mientras estuvimos allí sentadas o si me hablo mientras me marchaba. Lo único claro es que solo hasta que llegue a mi departamento encontré el giro y el peso completo de todos los acontecimientos. 

Los días pasaron sin piedad y yo como zombie, viviendo como una maquina sin el más mínimo motivo para continuar; casa-trabajo, trabajo-casa. Rutinario  y vacio, cada día insoportable. Sin embargo, un día mis sentidos se reanimaron otra vez cuando por desgracia escuche la fecha del dichoso día… 7 de noviembre, justo ese día cumplíamos 5 años de relación porque técnicamente nunca terminamos; las lágrimas amenazaron con salir, pero no podía desvanecerme allí, estaba en mi trabajo y con o sin ella, tenía la firme idea de continuar haciendo lo que había escogido hacer y fue precisamente gracias a mi amor por el trabajo  y empeño después de aquella noche por el mismo que en medio de mi ensimismamiento mi jefe se acerco y me propuso lo que definiría mi camino a partir de allí.

No engañaría a nadie si dijera que no me alegro la noticia, pero pudo más el peso del día que la felicidad de una nueva oportunidad en mi campo laboral. Llegue a mi casa y justo antes de abrir la puerta vi a mi mejor amigo acercándose apresurado a mi lado, solo le bastó una mirada para brindarme un abrazo protector y por fin en sus brazos desate todo mi dolor. Charlamos, llore otro tanto y finalmente cuando menos lo esperaba el timbre de la puerta se dejo sonar por todo el interior del lugar, él se apresuro a abrir y yo no imagine lo que vería. 

Estaba hermosa, quizás más que nunca  pero algo me decía que no venia por una reconciliación. Se sentó frente a mí, ni se inmuto por mi estado... Eso dolió. 

-          Hola – Ese fue el frio inicio de nuestra última conversación
-          Hola – Silencio, que  gracioso es cuando las personas que compartieron en su momento tanto olvidan hasta como hacer una conversación formal - ¿Qué haces aquí? – Me atreví a preguntar al cabo de unos minutos
-          Necesitamos hablar, las cosas no terminaron bien aquella noche
-          Se salió un poco de mis planes – Reí
-          Lo lamento, enserio lo siento Sofía - ¿Hace cuanto no me llamaba por mi nombre de pila? – Pero él ha cambiado mucho y bueno yo…
-          No digas mas, agradezco que vinieras aquí a aclarar las cosas, pero no quiero escuchar que lo menciones en mi hogar – Rabia, eso definía a la perfección lo que sentí en ese momento, yo llorando cada noche y ella con él sin ápice de arrepentimiento por lo que me estaba haciendo.  
-          Perdón Sofía, no fue mi intención que todo esto pasara, yo pensé que lo había olvidado, enserio creí que era parte de mi pasado y que tu y yo podríamos ser felices pero cuando lo vi…
-          Andrea – Se que mi voz sonó de cualquier forma menos calmada y apacible como generalmente sonaba por su mirada – No se si no me explique, pero no quiero es más te prohíbo que lo nombres aquí. – Pocas veces le había hablado en ese tono, pero en ese momento sentí como si me restregara en la cara que él siempre fue más que yo y estos 5 años no fueron más que una vil ilusión donde la única que se enamoro fui yo.
-          Sofía…
-          Si lo que quieres es decirme que lo nuestro llego a su fin, no te preocupes por continuar ya lo has dejado más que claro, ahora por favor, vete de aquí, no quiero seguir viéndote…
-          Sofía… - Busco mi mirada y sus labios temblaron ante lo que seguramente encontró en mis orbes
-          Vete Andrea, no acabes con mi paciencia pues te advierto que estas muy cerca de hacerlo.
-          Lo lamento mucho Sofía, enserio jamás quise que las cosas terminaran así - Entonces se marcho, dejando en mi cabeza el eco del adiós y en mi vida desamor.

Y así, dos años han pasado y yo sigo aquí llorando por su crueldad, como cada séptimo día de cada mes, en el mismo bar de la ciudad a donde, gracias a la oferta de trabajo que justo ese 7 de noviembre recibí de quien era el socio de mi jefe, me mude. Un lugar alejado de todo y de todos, una ciudad donde el 90 por ciento del tiempo tengo una vida donde el dolor solo es un recuerdo y logro sonreír con sinceridad a las personas nuevas que me encuentro, el otro 10 por ciento, lo tiene su recuerdo y como cada 7 en este mismo bar, entre copas y mas lagrimas lo intento ahogar.

-          Otra botella Camilo, porque hoy hace un dos años dañaron mi corazón y quiero celebrar con otra botella por la nunca me amo.

sábado

Hora de poner todo en su lugar


Desperté sintiéndome culpable, sintiendo que por mi culpa lágrimas han sido derramadas, furias han sido desatadas  y “accidentes” han tenido lugar…

Desperté sintiéndome culpable por mi forma de ser, por llegar a  ser tan cruel, por saber que mis actos hacen daño y aun así no detenerme. Es que jugar de este modo resulta peligroso en demasía, tanto para mi como para quienes involucro en este juego sin regreso, al final se que todos terminamos perdiendo ellos quizás unas lágrimas y yo un poco de mi alma, pero aun sabiendo esto no me detengo y sigo con mi bandera en el juego.

No puedo creer que un hecho me haya marcado de tal manera que ahora me ha convertido en esto, la pregunta del millón es ¿Quiero cambiar? El problema es que no quiero encontrar su respuesta, porque soy cobarde o quizá me gusta vivir así, lo único seguro es que al final de cuentas yo pagare mi condena cuando las cosas no se puedan detener detrás de una sonrisa y unas palabras sin rumbo, palabras que ante mis oídos son vacías y ante mi corazón carentes de sentimientos.

Por eso rumbo entre un sí y no, entre la indecisión y la desesperación y, en días como hoy, entre la culpabilidad que atormenta y me hace querer hallar una solución.

Sé que aun estoy a tiempo, sé que es momento aun de frenar todo esto, de dejar las cosas claras y hablar con el corazón, tirar las mascaras a un rincón y buscando piedad hablar a los implicados para finiquitar cualquier futuro dolor, pero me es difícil hacerlo porque de alguna forma una parte de mi quiere continuar de esta forma, mintiendo de este modo y acabando con las maravillas que pudiera llegar a construir sí dejara de ser así.

Hacer lo correcto, solo eso; sin embargo, no reconozco el derecho o inicio de ese acto natural de muchos seres humanos, quizás porque hace mucho deje de pensar en lo que podría pasar y me dedique a jugar. Ahora no sé cómo hacer uso de esa capacidad de un modo tal que mis palabras no dañen tanto a los demás…

Es extraño como una simple charla me ha puesto a pensar tanto, pero quien me hablaba tenía razón como muchas veces y si quiero evitar tantas cosas a las que le temo es momento de sentarme, con tranquilidad contarles y decidir aun cuando me pueda equivocar porque es lo mejor antes de que por mis tonterías todos acabemos mal. 

Soy culpable de tantas cosas que hoy solo quiero redimirme de alguna forma, soy humana, me equivoco, pero como tal, también se que debo aprender a aceptar las cosas que están mal, así quizá en un mañana pueda disfrutar de lo que desde esa persona deje de buscar y que aun así ha llegado una y otra vez a mí, pero no he sabido distinguir.


Es hora de poner todo en su lugar, aunque duela y no quiera, pues es la única forma de poder ser quien debo ser y sin temores ni ataduras entregar lo que debo, deseo y anhelo  entregar a la persona que se lo sepa ganar.