jueves

De reflexiones

¿Alguna vez has sentido esa ira que burbujea en tu interior y que te impulsa a destrozar todo  – celulares, muñecos o cualquier cosa que tengas a la mano, incluso a ti mismo –?  Yo sí. No muy seguido, soy bipolar pero no suelo exaltarme lo suficiente como para que mi humor haga que me desquite con lo primero que tenga a la mano. Sin embargo, cuando pasa… cuando pasa es ese tipo de ira que te nubla la razón, que hace que las lágrimas salgan descontroladas de tus ojos, que tu pulso esté disparado, tu cuerpo alterado y tu respiración más que acelerada. Ese tipo de ira que te hace querer aventar todo contra una pared, gritar de frustración…

Pueden llamarlo como quieran: pataleta, berrinche, capricho, idiotez, inmadurez, estupidez. Quizá de cualquier forma en que lo llamen tendrá algo de verdad y algo de razón. Quizá, si lo ves desde afuera, parezca incluso un acto ilógico que no tiene fundamento. Quizá el objeto causante de tu ira no encuentre los motivos por los que te encuentras en tal estado de perturbación e inclusive, conociéndolos, le parezca poca cosa (grave error, si puedo opinar, porque no hay nada más jodido que aparte de saberte iracundo(a), ese alguien te pregunte “Ey, ¿estás molesto(a)?” o ¿por qué estás molesto(a)?). Quizá solo es un capricho tuyo porque todo te salió mal…

Pero es que… ¿No es lógico pensar que si ciertas circunstancias se unen – circunstancias que han tenido impacto directo en ti y en el desarrollo de algunas actividades – estás van a prevalecer sin importar el momento? Idiota de mí que vive preocupándose por otros y suponiendo cosas que al parecer no son tan transparentes. Eso me pasa por marica.

Y creo finalmente que ese es otro motivo de mi convulsión interior, de mi ‘pataleta’ o si alguien lo prefiere de mi ‘bipolaridad’. Ser una estúpida crédula que pretende demasiado y que espera demasiado, pero que siempre se queda sin nada o, como se diría coloquialmente, con los crespos hechos. Igual, por lo menos puedo admitir que hasta ese punto es mi culpa, lo demás… a lo demás ni siquiera tengo ganas de diseccionarlo y analizarlo, es mejor seguir siendo yo la inmadura.

Es curioso que cuando ocurren ese tipo de cosas las personas sí quieran hablar e incluso insistan en ello. Menuda partida de… de mejor no sigo. Estoy herida, ‘putistérica’ y susceptible; una combinación mortal para personas tan emocionalmente inestables como yo.  Lo positivo es que después de esto sé que sólo tendré que cambiar de celular.