miércoles

Un escrito

¿Por qué escribir?, simple, es la forma en la cual se libera una mente, un corazón, el alma misma del escritor. Ese que con signos a los que muchos llaman letras, toma lo mejor de sí mismo para crear una nueva realidad; porque eso es escribir, no importa su sentido, tampoco su destino, sólo importa lo que se plasma; aquello que a veces impacta, otras simplemente llama, muchas tantas hiere a quien lo toma y algunas camufla más de lo que ve la mismísima mente creadora.

Porque es que un escrito es un universo nuevo, que siempre lleva a alguien a perderse entre sus fragmentos y que inevitablemente escapa de quien lo sacó de adentro.

Es un niño pequeño que crece con rapidez, viviendo después sólo sin que el progenitor tenga los dedos de nuevo que mover. Se interna en la fantasía, la ficción y hasta la poesía, buscando abrirse espacio en cualquier mente que ansía algo más para su vida.

En ocasiones se extravía, se pierde de todos, para luego llegar con más potencia y en alguna mente impregnar un poco de su esencia. Tal vez regresa al nido, sorprendiendo a quien lo hubiese parido, ya sea por su sencillez, por su superficialidad e insipidez, por su falta de todo tacto o por la grandeza que carga en sus pasos. Sea cual sea la razón, cuando regresa deja algo de estupor y una sonrisa entre labios, quizá amarga, quizá con gusto a sabios.

Luego sigue raudo su camino, se confina de nuevo en la dimensión inexistente, aquel paraje donde todo tiene lugar, donde hasta lo más inverosímil puede pasar o puede golpear con fuerza una imitación de realidad. Y es una imitación porque para suerte de él, no necesita ni requiere ser real para vivir, sólo debe estar allí, limitando el la mente de algunos y hasta de nadie, pero siempre de una u otra forma existiendo, latente, seguro y paciente.

martes

Quizá el primero no es el definitivo...

***************************



 “Las noticias, los pensamientos, las decisiones; todo ello se une en búsqueda de solución. Mis pies se mueven solos buscando escapar de eso que temo; tantos años y sigue el recuerdo, tanto tiempo y aun esta la espina clavada en el pecho.

Y así llegó la noche, una más que se va en el vacío de mi vida. Un parque lejano poco transitado se presenta ante mí llamándome como siempre a recorrerle, el refugio perfecto, un espectador más de la vida de seres sin cuerpo.

Camino a paso lento recorriendo, observando, disfrutando el frio viento nocturno que choca  inclemente contra mis brazos descubiertos y mi rostro de mirar ausente; deleitando la soledad, esa que me acompaña cuan fiel secuas, ese reflejo de lo interno.

Llego a su centro y me dejo caer en uno de esos bancos ya un poco deteriorados por el trajín del tiempo, por el uso constante de personajes que no piensan más que en ellos. Miro el cielo, “¿cuantas estrellas habrán en este preciso momento después de esas nubes grises?  Creo que lloverá de nuevo”
Un suspiro, me pregunto por cuánto tiempo…

Pasan un par de críos ufanados por llegar a la tibieza de un hogar, quizá los espere un chocolate caliente, un regaño y después un abrazo cálido, una dulce madre, una cómoda cama y luego otra mañana.

Empieza a llover. Regreso mi rostro al cielo, dentro de poco… Otro suspiro.

“Quien ve lo que quiere ver, solo sabe lo que debe saber, una venda cubre sus ojos a una realidad que le aterra no poder prever” ¿que veíamos en esos momentos? Poco y nada recuerdo.

Estoy empapada, me llevo una mano a mi rostro; está congelada, ¿será acaso el momento de destruir este encuentro? Un campanazo responde, creo que sí.

Me levanto, camino lento… Que importan las gotas que siguen cayendo sobre mi cuerpo, mantienen mis sentidos despiertos.

Un vistazo más a mi alrededor, mi recorrido pronto terminó; adiós por esta noche mi silencio desolador, mañana nos veremos en otra nueva función, así que por hoy bajemos el telón.

Un paso más, una cafetería, algo de gente taciturna, un café cargado, la cuenta, el sonido de una puerta, mis ojos fijos, otro suspiro… Alguien en mi mesa, contraste de temperaturas, palabras sordas, pasos, de nuevo la calle, un automóvil, un hogar en penumbras… Un nuevo suspiro…

Terminemos por esta noche… Un cuerpo mecánico, un beso con sabor a tabaco, nuevas palabras, un rechazo, unas lágrimas, un abrazo de un cuerpo congelado, ojos rojos e irritados, un beso que trasmite consigo un pasado, prendas arrojadas, una cómoda cama, gemidos de placer, un grito ahogado, respiración acelerada que poco a poco es normalizada, aun un cuerpo helado, medio sonrisas en los labios, un último suspiro y cuerpos vencidos por el cansancio cerrando sus ojos sin protestas o reclamos.

Llega la nueva mañana, ella lo sabe, es momento de mi encuentro con el pasado, es tiempo de afrontar el dolor para de ese modo continuar sin a nadie lastimar; los motivos de por medio son solo excusas que vaticinan un inevitable momento.

Me levanto sin hacer mucho movimiento, no quiero despertarla de su dulce sueño, se ve tan linda cuando duerme; desaparecen sus ojeras, sus facciones que demuestran la tristeza… Cuanto dolor ya le he causado, lo mejor fue por el momento terminarlo. Después de 3 años aún sigo recordando y en el último año ella conmigo la cruz fue cargando. No es justo, es momento de dejar la cobardía y luego intentar ser feliz, por ella debo afrontar todo al fin.

Las maletas están preparadas, una taza de café, las llaves sobre la mesa con un colgante como promesa… Mi rumbo, la ciudad de la cual con el corazón roto partí con la firme intención de jamás volver allí...”


Han pasado 3 meses desde que llegue, solo mis familiares y mi mejor amigo saben que me encuentro en la ciudad, aunque ninguno de ellos sabe en donde me he querido hospedar.

Los días han pasado más rápido de lo que hubiese imaginado, los proyectos de la revista en esta ciudad van todos en orden, marchando como reloj suizo. Quién se habría imaginado que por su culpa ahora soy la dueña de una de las más prestigiosas revistas de todo el país; y digo por su culpa, porque fue por ella que use el trabajo como escudo y barrera, ascendiendo rápidamente hasta llegar a donde estoy.
Me pregunto cuál será su reacción cuando me vea…

Sta. Soler el Sr. Fithgerald ha llegado” Laura me saca de mis cavilaciones, no estoy aquí para pensar en eso, estoy aquí para sacar este proyecto y  regresar lo más pronto posible a donde pertenezco, que nuestro encuentro será inevitable es otro cuento.
Gracias, dile que pase por favor”  Me acomodo en mi silla y espero a que mi socio y, cabe aclarar, mejor amigo ingrese por esa puerta.

Él siempre tan puntual y elegante, con su porte varonil, pícaro y juvenil; si me gustaran los chicos creo que hubiese caído ante él en mis tiempos de adolescente.

-          Hola Rubén, ¿Cómo estás?”
-          Hola Sofí, muy bien, gracias por preguntar
-          Bueno no quiero perder tiempo, vamos al grano. – corto sus formalidades y empiezo a sacar los papeles que debemos revisar
-          Creo que esos años en Paris te han cambiado demasiado Sofí, mi idea el día de hoy era invitarte a salir, llevas poco más de tres meses aquí y no te has tomado la molestia de, por lo menos, tomar un café con tu mejor amigo. Creo que hay mucho que contar, llevas tres años fuera y en ese tiempo ni tu familia supo de ti más que lo poco que les dacias en las llamadas de navidad o fechas especiales. No te parec…
-          Rubén, en estos momentos lo último que quiero es sentarme a charlar sobre mi vida en Paris, debo acabar esto prontamente para regresar. Sabes que ya no soporto esta ciudad. – Lo corto a media frase.
-          Sofí no crees que es momento de olvidarla, no puedes solo pasar la vida huyendo de todo aquello que te la recuerda. Y antes que digas algo, solo estoy preocupado por ti, llevo demasiado tiempo sin verte, sin ver a mi mejor amiga.
-          Yo ya la olvide – Dirijo mi atención a los documentos – además llevo 3 meses aquí y desde entonces nos vemos casi a diario Rubén…
-          No, siempre me encuentro con la dueña y presidente de Premier Amour, nunca con Sofía Soler, mi mejor amiga y en verdad la extraño. – Su rostro se ve tan afligido, sé que tiene razón, llevo tiempo huyendo a lo que solo él puede decirme, a sus verdades. Suspiro…
-          Está bien Rubén, tú ganas – Dejo los documentos completamente ordenados y me levanto de mi asiento. – Creo que ya hemos adelantado suficiente por ahora, así que acepto ese café – Le menciono ya fuera de la oficina – Laura podrías cancelar mis compromisos por hoy, después de eso tú también quedas libre. Nos vemos mañana.

Nos dirigimos al estacionamiento y antes de llegar a mi coche lo observo unos segundos, está esperando que diga algo “Tu solo sígueme, debo cambiarme antes de salir” he ingreso en mi automóvil.

Al cabo de un rato estamos en mi apartamento, ingreso directo a mi cuarto mientras Rubén solo  observa todo detenidamente. Después de estar lista con algo mucho más cómodo, tomo mis llaves y lo invito a salir, no le doy tiempo a hablar demasiado cuando se da cuenta se encuentra dentro de mi auto.

-          Wow, tus gustos han mejorado Sofí, nunca imagine todo esto – Menciona mientras enciendo el auto
-          Si, vivir un tiempo con Jaz me ha contagiado de muchos de sus gustos. – Me observa esperando a que continúe hablando – ya te contare todo Rubén, ahora dime a dónde quieres ir, solo recuerdo un par de lugares y ninguno me parece apropiado – Me encojo de hombros, él solo medio sonríe y me indica el camino.

Nos encontramos en un café-bar en pleno centro de la ciudad, todo con una excelente decoración y  buen ambiente, a Jaz le encantaría estar acá. Tiene todo lo que ella busca, sin mencionar el delicioso té que sirven.

-          Sofí, Sofí… Oye en qué tanto piensas – Cuestiona Rubén tomando mi mano y sacándome de mis cavilaciones
-           ¿Eh?... Nada, me dacias – suspira
-          ¿Cómo va tu vida?
-          Bien, no podría quejarme, sabes que tengo todo con lo que soñé alguna vez
-          Sabes a lo que me refiero Sofí, sé que tu carrera no podría estar en mejor momento, que eso con lo que soñabas desde niña se ha venido cumpliendo, no hay que tener 2 dedos de frente para saber eso… - hizo una pausa mientras bebía de su café – Me refiero a cómo va tu corazón – Si, el siempre tan certero.
-          No sé qué esperas que te diga respecto a eso, sabes que después de ella deje de creer en el amor. – iba a interrumpir pero yo proseguí – No me refiero a que no la haya superado, solo que fueron casi cinco años tirados a la basura y después de eso, el amor solo se transformó en un mito para mí, además no es como si tuviera mucho tiempo para pensar en eso, tengo un gran trabajo por delante para posicionar a mi revista como la mejor del mundo, ese es mi actual amor. – él solo suspiro de nuevo
-           Entiendo, entonces debo suponer que la Jaz que mencionaste antes es solo una amiga más verdad… - Debí suponerlo, a él no se le escapa nada.
-          Bueno… ella… - suspiro – Jazmín es más que eso, ha estado conmigo en todo este tiempo, la aprecio, me soporta y compartimos mi apartamento en Paris, además me cuida y para qué negarlo, en un tiempo también llego suplir esas necesidades, pero… Sé que ella siente algo más por mí, mas no puedo corresponderle como debería… Ella lo entiende, sabe que es lo máximo que puede recibir de mi – suspiro – Y sé que es injusto, pero... – doy un sorbo a mi té intentando huir de su inquisidora mirada – Por eso vine, por eso estoy acá, quiero intentar algo con ella y para ello debo enfrentar a mis demonios, la revista fue una excusa, una vuelta del destino que me indico que era momento de afrontar las cosas.
-          Sofí la verdad yo n…
-          Sé que crees que no la he olvidado, es más yo en ocasiones lo también lo dudo, pero confió en que lo único que quede de ella es ese miedo a ser dañada de nuevo, esa espina que clavo tan fuerte en mi pecho y que se, solo viéndola podría descubrir que ya ha sido cuidadosamente retirada, dejando únicamente la molesta cicatriz.
-          Por tu bien espero que así sea, no quiero verte sufrir, ya has pasado suficien… - se detuvo a media frase y miro hacia un ponto detrás de mí – suficiente… Esto Sofí, me podrías acompañar a comprar algo, acabo de recordar que… que debo comprar un traje nue… – Al notar su nerviosismo por reflejo gire mi cuerpo para intentar encontrar el motivo de dicha reacción de mi mejor amigo. Pero cuando lo hice sentí como todo a mí alrededor perdía importancia y se hacía cada vez más opaco y lejano… - …vo…

Allí estaba ella, sonriente como nunca antes y con un precioso vestido negro que se ajustaba a su esbelta figura, con su cabello recogido graciosamente denotando que se encontraba más largo de lo que yo recordaba; allí estaba con un firme agarre al brazo de aquel hombre que hasta el día de hoy me cuesta pronunciar su nombre. El mozo los dirigía  a una mesa que según por la dirección que traían los haría pasar inevitablemente por un lado de nosotros.

Me sentí aturdida por tal escena, algo en mi corazón se comprimió fuerte, el aire me empezó a faltar, pero no podía apartar mi vista de ellos y fue entonces donde nuestras miradas se cruzaron, ella se detuvo en su delicado andar y yo por fin salí de mi sopor; mire a Rubén  de nueva cuenta y aparentando que nada había pasado le di un pequeño sorbo a mi té para continuar después con la charla.

-          Claro, si deseas puedo acompañarte, hasta donde recuerdo y por lo que veo, tus gustos a la hora de elegir vestuario siguen siendo muy precarios. – Le regale una sonrisa de esas ensayadas y falsas que había aprendido a usar con excelencia en Paris – Además así me cuentas como ha ido tu vida, siento que la única que ha hablado todo este tiempo he sido yo.
-          Eh… - Seguía con su vista en ella
-          Ya cambia esa cara, parece que hubieses visto a un fantasma – Le mencione lo mas casual posible, mientras le pasaba una mano por su frente, logrando así por fin captar su atención.
-          Eh, si, vale – Me observo confundido al tiempo que yo levantaba mi mano para solicitar la cuenta, rogando al cielo que el mozo no se retardara y que ella entendiera, si me había reconocido, de lo cual estoy segura, mi tácito mensaje de no querer hablar o… no por el momento. Pero como lo esperaba nada de eso sucedió.
-          Hola Rubén, tiempo sin verte – Saludo amigablemente Miguel a mi mejor amigo antes de posar su vista en mí, justo entonces su sonrisa cambio por una milésima de segundo; sus ojos no lograron ocultar la sorpresa y su voz el… nerviosismo, alegría, ira (¿?) No sé cómo definirlo. – So… Sofía
-          Hola ¿Cómo han estado? – Conteste como si nada observándolos a ambos, Rubén volvió a observarme contrariado.
-          Muy bien, pero… ¡Wow! Vaya sorpresa encontrarte, llevas mucho tiempo perdida – Contesto ampliando su sonrisa y recuperando la compostura que denote, perdió al verme.
-          Sí, he estado un poco ocupada en los últimos años, después de cierto incidente – No pude evitar un deje de rencor en mi voz y por primera vez desde el inicio de esa “amena” situación Andrea se atrevió a mirarme – me dedique a mi trabajo y bueno, posicionar mi revista como una de las mejores no es un trabajo fácil. – Sonreí de nueva cuenta con mi mascara puesta.
-          Sí, me imagino y debo decirte que es muy buena, Andrea no pierde edición alguna ¿Verdad amor? – La atrajo un poco hacia sí.
-          Eh, si, si, es realmente buena – Respondió con la mirada en cualquier lugar menos en mí, cuando llego el mozo con la cuenta.
-          Bueno gracias por sus halagos, pero me temo que debemos dejar la charla aquí, ya nos retirábamos. – Dije mientras tomaba mi cartera y pagaba la cuenta. – Ha sido un placer verlos de nuevo.
-          Igualmente Sofía, espero verte pronto
-          Yo igual… - Me despedí de cada uno con un beso en la mejilla y no pude sentirme más hipócrita. Finalmente tome mis cosas y solo empecé a marcharme mientras Rubén hacia su respectiva despedida para luego posicionarse a mi lado.
-          ¿Estás bien? – Me pregunto después de unos minutos de estar en silencio, cuando estábamos ingresando al auto, con su tono de voz notoriamente preocupado.
-          Solo vámonos de aquí, este lugar empezó a asfixiarme. – Y después de eso solo se escuchó el sonido de las llantas de mi Audi CES quemando el asfalto al acelerar a fondo.



**********************************************************************



Otro par de meses después de aquello, estoy a solo un par de semanas para culminar todo mi trabajo aquí en la revista, para así dejarla en las manos de mi mejor amigo y regresar a mi vida en Paris. La inauguración oficial se aproxima y con ella mi nueva huida; una que espero sea la definitiva.

Culmina el día, observo el reloj “9:00 pm” Es hora de ir a mi hogar temporal. Tomo mis cosas, analizo el celular, “Quizá debería llamarla…” Marco su número, pero al último segundo desisto de la idea, para qué.
Dos horas dando vueltas por la ciudad; un camino conocido, aparco el auto y a paso lento me dirijo a un pequeño puesto de comida que solía visitar. Tomo asiento en el primer lugar vacío, siento como todos me observan, quizá no es tan típico ver a alguien de facha elegante en un lugar como estos o tal vez soy reconocida por los clientes que por lo que alcance a analizar no han cambiado más que en su aspecto, un tanto más envejecido; igual pronto pierden importancia, saco mi celular y empiezo a adelantar trabajo para mañana.

La mesera se acerca, me sonríe discreta, con un brillo en su mirar que supe reconocer inmediatamente, toma mi pedido; yo la observo alejarse, sabiendo que es lo que quiere más creo que está buscando algo en quien no debe. Llega el pedido, otra sonrisa aunque más abierta para marcharse con un guiño a continuar con su ciclo.

Pronto he terminado mi cena, ella se acerca y me da la cuenta, le entrego el dinero mientras ella su número en una nota discreta, una última sonrisa y me retiro para una nueva mañana.


*
*
*
*


-          Srta. Soler alguien desea verla, dice que es de parte del Sr. Fithgerald – Me comunica Laura
-          Dile que pase Laura, por cierto ya es casi la 1, vete a almorzar yo sobreviviré sin ti ese tiempo, así que tranquila
-          Si Srta., gracias. – Contesta al tiempo que alguien va ingresando a mi oficina. No me inmuto en levantar la vista de los documentos que tengo, simplemente le indico que tome asiento y dicha persona lo hace presurosa.
-          Bueno, en que puedo ayudarle – Sigo observando los documentos, quizá lo tome como falta de respeta, pero debo terminar lo más pronto posible.
-          Me gustaría hablar contigo Sofí – Esa voz me helo la sangre, levanto rápidamente mi vista y justo frente a mí se encuentra Andrea, con mirada tímida y nerviosa.
-          ¿Qué haces aquí? – Pregunto con un tono más brusco de lo que hubiese querido.
-          Ya te dije, quiero hablar contigo
-          No tenemos nada que hablar Andrea, si era solo eso, entonces te pido el favor de que te retires de mi oficina, tengo mucho trabajo por terminar.
-          Claro que tenemos cosas que hablar, debemos hablar de nosotras, de lo que paso…
-          Andrea aquí no existe ningún nosotras y lo que paso no quiero tus explicaciones, suficiente tuve en esa época.
-          Sé que ha sido mi culpa, pero solo quiero que me perdones, yo realmente lamento lo que ocurrió, jamás fue mi intención lastimarte ni mucho menos que todo terminara así. – menciono tomando mi mano sobre el escritorio.
-          Mira, lo que paso está olvidado, quieres que te perdone, okey, estás perdonada. Ahora si me disculpas tengo trabajo que hacer – Espete con la mirada más fría que pude y zafándome de su agarre.
-          ¿Por qué eres así? Vengo a buscarte para aclarar todo y tú solo huyes. Como aquellas veces que discutíamos, como aquel día en la playa, como cuando fui a tu casa, como cuando te llamaba. ¡¿Por qué te niegas a escucharme?! – Se levantó molesta
-          ¿Qué esperas que te diga Andrea? ¿Cómo esperas que reaccione? Tú estás feliz con tu vida, déjame seguir con la mía. – Respondí igual de molesta – ¡Me cambiaste por ese idiota, nunca fui suficiente, siempre fue él, siempre estuvo su maldito fantasma, ahora no vengas a pedirme que te escuche cuando no te pensaste ni dos veces en revolcarte con ese cuando yo salí a aquel viaje; cuando no te importo mi dolor ni que me ahogara en alcohol los subsiguientes días; cuando fuiste tú quien envió nuestros 5 años juntas a la basura!
-          Sé que cometí un error, pero por favor, deja que te explique, ¡escúchame! – Se acercó a mí e intento abrazarme.
-          ¿Acaso tú me escuchaste? – Me aleje bruscamente – ¿Siquiera te inmutaste cuando me destruiste? Ahora no me pidas algo de lo que no tienes derecho.
-          ¡Te llame miles de veces! Te busque pero fue muy tarde, él… Yo te amaba Sofí, realmente te amaba, pero estaba confundida… Estaba mi  familia, llego él, sabes lo que significó para mí, pero tu… - intento un nuevo acercamiento
-          ¡Ja! ¿Me amabas? Claro, amabas tener a alguien que cumpliera tus caprichos, amabas tener a alguien que diera todo por ti, ¡amabas tener a tu maldito perrito faldero! Pero no más Andrea. – Di tres pasos hacia atrás y tomaba el puente de mi nariz al tiempo que suspiraba – Mira Andrea, no quiero discutir, de verdad, ya deja las cosas así, sigue feliz con tu vida como lo estabas haciendo, mantén esa sonrisa que vi en el restaurante el otro día, olvida que regrese, olvida que en algún momento me dejaste por Miguel – como me molesto su nombre en mis labios – haz como si simplemente hubiésemos quedado en que no funcionaría y ambas decidimos seguir nuestros caminos. Manda a un rincón de tu cabeza lo malo de nuestra historia, quédate con lo bueno – Supere nuevamente y ella me observo, sin habla unos segundos, quizá minutos; minutos que me parecieron eternos, minutos donde no logre descifrar que me decía esos ojos que antes leía a la perfección; más justo cuando pensaba dar por terminada la discusión ella rompió el silencio.
-          ¿Y si no quiero? Sino deseo olvidar – Se acercaba lentamente a mí – Si te dijera que no he sido feliz, que he pagado el precio por mi confusión, por dejarme llevar por las presiones, por lo que quería mi familia, que ese día en el restaurante solo estaba fingiendo porque era una comida familiar – Tomo mi rostro entre sus manos, yo no me había fijado en que momento había desaparecido la distancia entre ambas – si te dijera que en los últimos 3 años solo he pensado en ti, en lo estúpida que fui cuando hubiese podido ser la mujer más feliz del planeta al ser tu esposa, si te dijera que no he dejado de amarte, que las confusiones se esfumaron cuando te vi porque allí regresaron mis esperanzas… – Sus labios estaban a escasos centímetros de los míos, su aliento enajenante chocando con el mío - … Si te dijera que quiero recuperarte – Y el espacio quedo reducido a nada, sus labios junto a los míos en un beso lento pero desesperado. Un beso que apago mis funciones cerebrales.

Un beso que sabía a gloria, que había extrañado más de lo que pudiera reconocer, tan suave como lo recordaba pero cargado de miedo a que nada funcionara. Mis manos terminaron en su cintura, las de ella alrededor de mi cuello, en ambos casos ejerciendo más presión, buscando mayor contacto mientras nuestros labios danzaban y el corazón se aceleraba. Pero nada es eterno, mi celular empezó a sonar sacándonos a ambas de ese momento.

-           Buenas tardes – Conteste, aun con Andrea tomando mi cuello
-          Jaz… - Creo que mi rostro fue un poema, aleje a Andrea como si quemara y camine al otro extremo de la oficina, mientras ella me miraba fijamente.
-          Je suis désolé, je n'ai pas eu beaucoup de temps – Saque una botella de Whisky y me servi una copa –  Oui – Tome de un sorbo su contenido – Tu me manques trop – Otra copa - Vous voir bientôt, vous aimer. – Y la llamada culmino
-          ¿Quién era?
-          Jazmín – Otra copa
-          ¿Quién es Jazmín? – Pregunto molesta
-          Andrea, la verdad es mejor que hablemos en otro momento – suspiro – justo ahora tengo mucho trabajo – la observe con mi careta puesta, mientras mi mente me gritaba que lo ocurrido jamás debí haberlo permitido – entenderás que no puedo retrasarme.
-          Ah… - Bajo su mirada – Lo entiendo… – se acercó y tomo mi rostro con intención de besarme, mas sus intenciones terminaron en mi mejilla.
-          Que tengas buen día Andrea. – Me aleje de ella y tome asiento mientras simulaba concentrar mi atención a los documentos anteriores, dando con ello por terminada nuestra charla y, por consiguiente, su presencia en mi oficina.



****************************



La semana paso volando, sin contratiempos, sin visitas inesperadas, sin llamadas desde lejos, solo trabajo y los detalles de la inauguración oficial de la revista. Esa que daría inicio en escasos minutos de aquel día, tan callado y ameno que de una u otra forma me aterraba.

Doy los últimos detalles de lo que se debe hacer, reviso el protocolo, que todo esté en su lugar y, por último,  me doy una pequeña ojeada para revisar mi ropa, mi rostro y mi cabello.

-          Estas hermosa Sofí, todos quedaran deslumbrados con tu belleza, no te preocupes. – Mascullo Ruben junto a mi oído justo detrás de mí, logrando que yo saltara de mi sitio y un grito escapara de mi garganta; él sonrió ante ese último hecho. – Todo saldrá bien.
-          Eso espero – Mi nerviosismo era notorio, no tanto por la inauguración, no tanto por la cantidad de personas, no tanto por el discurso que debía dar, sino por la presencia de ella y por la charla que se tendría que dar esa noche, por iniciativa de ella o mía.

Las horas fueron pasando entre saludos, facilitaciones, una que otra presentación y mi mirada que sin querer la buscaba entre la multitud, en cada persona que iba llegando al tan concurrido evento, mas mi búsqueda inconsciente fue interrumpida por el llamado de mi mejor amigo que sin saber cómo o cuando se encontraba en la tarima acallando a los músicos y pidiendo atención a los presentes, el momento había llegado, era hora del discurso que oficialmente inauguraría la revista.

Me encamine a paso firme pero elegante hacia el escenario, como todo un caballero Ruben me ayudo a subir y después de una breve presentación me cedió el micrófono. No se ha ciencia cierta qué fue lo que de mis labios estaba saliendo, solo sé que seguí buscándola para al final encontrarla en el momento justo donde di mis agradecimientos y el público estalló en aplausos. Dispuesta a encararla, afanada, nerviosa, asustada, y porque no decirlo, bastante desesperada por tenerla a mi lado, sentir su aroma y su calor; fui detenida por un par de brazos rodeando mi cintura, una fragancia conocida y una voz melodiosa que me hablaba al oído con un español demarcado por su acento francés, antes de girarme para quedar cara a cara con Jazmín. “Felicitaciones Sofí”  fue lo que susurro en mi oído, luego un beso largo con sabor a alegría entremezclado con algo de temor… Este podría ser el último, estoy segura que fue lo que pensó.

Entonces yo recordé, aquella mañana donde deje Paris, aquel colgante justo a mis llaves, simbolizaba más que un ‘volveré’, simbolizaba mi promesa de aclarar las cosas antes de la este día, el día donde Jaz vendría por mí, para regresar sola o juntas, pero eso dependía de mí.

El beso culmino, con la mirada de algunos sobre nosotras, pero sobre todo la mirada de Andrea clavada en mi espalda y la de Ruben buscando entender lo que pasaba, mas a ambas les reste importancia. La mujer que continua con su firme agarre en mi cintura, como temiendo que me fuese a escapar, merecía toda mi atención, después de todo ella ha sido quien más ha tenido que soportar, los demás entonces podrían esperar.

-          ¿Cuándo llegaste? – Pregunte apenas, con la sonrisa en mis labios, no podría negar que aunque de algún modo lo sabía, me había tomado por sorpresa. Una grata sorpresa.
-          Casi al medio día – Sonrió de forma limpia, algo en mi corazón empezó a sentir  – lamento no haberte avisado, pero quería darte una sorpresa. No hay nada más encantador que tu rostro cuando algo bueno sale de tus planes – Menciono quedo para volver a besarme.
 
-          Vaya, veo que estas muy bien acompañada Sofía, ahora entiendo muchas cosas – Una voz fría se dejó escuchar rompiendo el mágico momento, me separe rápidamente de Jazmín al reconocerla y di media vuelta encarándola un tanto atemorizada, mas Jaz tomo con una de sus manos de nueva cuenta mi cintura y me pego hacia sí. La señal de alerta salto en mi cabeza, aun sin mencionarlo Jazmín sabía que ella era Andrea y estaba dispuesta a lo que fuera que nos deparara lo que venía.

-          Mucho gusto Jazmín Dupont Rousseau
-          Andrea Deras, pero lamento no poder decir lo mismo

La tensión podía cortarse en el aire, entre sus miradas cargadas de amenazas, entre ese espacio donde ellas se reconocían y hablaban sin hablar mientras yo era un mero espectador, entre el ligero temblor de la mano que sostenía mi cintura cuando intente moverme. Fue entonces donde la respuesta salto a la luz, clara y limpia, solo una de ellas estaría en mi futuro como mi compañera, solo una podría ostentar con orgullo mi amor, solo una de ellas era quien tenía mi corazón.

Las observe a ambas analizando a cada una, finalmente me solté del agarre y sin esperar protestas tome de la mano a Andrea alejándonos a paso acelerado de donde nos entrabamos, adentrándonos al pequeño patio casi vacío gracias al frio para detenernos frente a la estatua de mármol que adornaba el centro de este.
Su sonrisa era invaluable, sin decir más juntas tomamos asiento. Yo eleve mi vista al cielo, ella me siguió un momento en silencio, recordando juntas nuestro pasado y esa costumbre de antaño, donde gastábamos minutos disfrutando de la mutua compañía y el cielo imponente que maravillosa vista ofrecía.
Suspiro, 3 años ya… callando explicaciones, conteniendo impulsos y temores. Ese era el momento de hablar, no se podía postergar.

Baje la vista, me ubique mejor, la observe a ella, ella me observo y allí, donde nuestras caretas se interponían, donde el universo interno se confundía en una lucha para abrir paso al corazón, donde cada quien buscaba encontrar algo más en los ojos de su contraparte, debelar sus más íntimos secretos ocultos tras el manto de nuestros ojos; allí comprendí que es mejor no dar rienda suelta a los impulsos, que las historias muertas no deben intentar revivirse, que era mejor arrancarme esa parte del corazón, entregárselo como presente del pasado vivido y que este era irremediablemente nuestro último adiós, el capítulo final de nuestra historia de amor.

Tras otro suspiro se abría paso la última función.

-          Andrea yo … - Pero un dedo en mis labios me calló
-          No digas nada – Silencio que se extendió por varios minutos, solo el viento nos acompañaba junto a la música del interior cada vez más lejana – Estas enamorada de ella ¿verdad?
-          Si – Fue toda mi respuesta
-          Debí haberlo imaginado desde el día en tu oficina – Ahora fue ella quien suspiro – Tiene mucha suerte, se ha llevado consigo el corazón de una persona realmente maravillosa.
-          Creo que la de la suerte soy yo, ella ha sufrido mucho por mi culpa y aun así se ha mantenido a mi lado, aun sabiendo todo, aun bajo mis condiciones, aun con mis limitaciones, pero por fin me he dado cuenta…  -  Gire mi vista hacia donde ella había estado.
-          Supongo entonces que definitivamente te he perdido – De sus labios salió una sonrisa melancólica, de sus ojos gotas tibias empapando sus mejillas.
-          Sabes que siempre estaré para ti, cuando me necesites sabrás que puedes encontrarme – Susurre limpiando sus lágrimas, al tiempo que ella hacia lo mismo con las mías, unas que no supe en que momento salieron.
-          Te lo agradezco – Nuestros ojos nuevamente se encontraron, ya sin máscaras, ya sin ocultar nada; nuestro aliento choco por última vez y nuestros labios se rozaron firmando con ello la despedida, el punto final de esa fase en nuestras vidas donde nuestros caminos se cruzaron como algo más que amigas.  Un último beso cargado de un pasado ya encarcelado en el baúl de las memorias que muchos atesoramos y  abierto a un futuro incierto pero finalmente desligado de un amor no terminado. El último roce de nuestros labios, con sabor agridulce: salado por lo amargo que se espera quede olvidado y dulce por la historia que durante mucho tiempo, de la mano, juntas trazaron. Un beso de despedida, cañón impulsor a una nueva vida.




*****************************



Dos mujeres con sus manos entrelazadas, sin inmutarse por las miradas, siguiendo los caminos que llevan al centro de un viejo parque de Paris. El cielo se encuentra despejado, el sol en lo alto y el viento trayendo consigo una fresca brisa de verano. Ambas se sientan en aquella banca vieja, olvidada, hasta cierto punto marginada, más para ellas tan apreciada.

Allí se conocieron una noche de invierno, de allí cada una viajaba en cierto momento a sus encuentros. Allí, en esa banca, una confeso sus sentimientos, la otra tomo decisiones que sellaron aquel presente y allí seria el nuevo inicio de la familia Dupont-Soler, pues en esa misma banca donde años atrás en una noche fría Sofía decidió que hacer y Jazmín no dejarse vencer, la última pediría la mano de la mujer que huyo de su pasado, que quedo sin armas ante el primer amor, para con el tiempo hundirse en un duro caparazón, ese que con mucho esfuerzo la otra elimino para abrirse paso a una vida, que aunque con tropiezos, estaría llena de amor.

Siempre se dice que el primer amor nunca se olvida, razón tienen quienes la idea motivan. Ese amor que se vivió intenso, puro, inocente, desbordante y hasta impaciente, siempre estará guardado en la memoria de quien lo siente; estará presente en recuerdos que se acariciaran con afecto por momentos; pero en ocasiones como esta, darán paso a el amor que nos mantendrá, ya con la debida experiencia, por las mieles del día a día, hasta el fin de nuestra vida.