jueves

Impulso mordaz

Mire mis manos teñidas de rojo, observe la daga con la que acabe todo, en tercera persona vi tu cuerpo allí, tendido inerte en el suelo entre un charco de tu liquido vital…

La tan esperada tragedia que pondría fin a lo que era nuestra patética comedia por fin había ocurrido… Nuestro amor de cuento de hadas termino como la pesadilla de la que cada noche bañada en sudor despertaba…  Quien hubiera pensado que era un presagio de este encantador final?

Minutos silenciosos pasaran, mi cuerpo dormido y mis ojos simplemente observando todo y la vez nada, mi cabeza en blanco, mi corazón calmado; el tiempo continuo su marcha y de un momento a otro una sonrisa apareció en mi rostro, después de contados segundos esta se transformo en una sonora risa y finalmente en carcajadas, aun sin saber exactamente el ¿por qué? Me conforme a reír como desquiciada, mis neuronas aun no se conectaban y tuvieron que pasar gran cantidad de minutos valiosos para que por fin en cierto punto  entre mis propias carcajadas lentamente recordara los hechos que acababan de pasar.


Como escenas de aquellas películas que tanto me gustaban mi cabeza reprodujo incesante los momentos en que a todo di punto final; las risas frenaron en seco dejando por unos instantes solo su eco… ¿Qué había hecho? Entre horror y desconcierto cuestione, aun conociendo la respuesta, aun después de analizar de nueva cuenta el tétrico panorama que allí protagonizaba, yo…  sencillamente me negaba a creer.

Observe otra vez mis manos y en un arrebato arroje el arma homicida que aun sostenía, esta al golpear el suelo produjo un sonido seco que de mi lugar me hizo saltar…

No podía ser cierto, no debía ser verdad… Este no era el final que horas antes en mi mente había pensado lograr.

Gran pesadilla que no podía ser realidad, aunque te odiara, aunque mi día a día contigo fuera mi mayor tortura, aunque deseaba con todas mis fuerzas hacerte pagar, aunque…. Aunque para que negarlo, en miles de ocasiones pensé en hacerte algo similar, jamás pero jamás mis pensamientos podrían superar la estrecha brecha entre lo que eran y mi vida real…

Pero allí estabas, sin vida y yo a escasos centímetros frente a tu cuerpo caí de rodillas manchada con tu sangre observando el crimen que cometí, un par de lagrimas de mi orbes escaparon, silenciosas por mis mejillas bajaron y entre temerosa y desesperada me atreví a posar mis manos sobre tu cuerpo, necesitaba  con gran ahincó comprobar con uno más de mis sentidos que esto era una realidad.

Me levante grite, llore, al destino maldije una y otra vez, odie a mis impulsos y al momento en que todo salió de control…

Yo no podría haberte matado, eso debía ser un estúpido error…
Pero aunque lo intentaran las gotas de sangre que  por mis manos bajaban, me gritaban que mi sueño de noches atrás se había hecho realidad.

Un sonido molesto me saco de mi pensamiento, las sirenas muy cerca se escuchaban alguno de nuestros vecinos debió oír el espectáculo y a las autoridades alerto... pronto harían su aparición aquellos que supuestamente reparten justicia y ante ellos yo por ti padecería.

Pensé en escapar, podría iniciar una nueva vida en otro lugar, lejos muy lejos de todo lo que tu y tu recuerdo pudieran representar…

Una puerta fue derribada, su llegada pronta se encontraba.

..Pero no, aunque lo intentara, sabia que ni asi me dejarías en paz, tu recuerdo viviría en mi mente hasta que llegara el momento de acompañarte en la oscuridad, cuando por algún motivo la parca tocara mi puerta y al infierno junto a ti me fuera a llevar.

Escanee de nueva cuenta el lugar en busca de aquella daga que aun con rastros de tu sangre se hallaba, la levante del suelo y observándola en mis manos tome la decisión final.

Uno, dos, tres… sus pasos cada vez más cerca.

Un día cuando nuestro amor apenas florecía juramos ir juntos al más allá, un día como este prometimos que nos encontraríamos en la eternidad… Te asesine, debía cumplir con la última promesa que me ataba a ti, así eso significara mi propia extinción…  
Había acabado con todo a excepción de la última carta con la que te gustaba ganar, faltaba la movida final de este encuentro… Yo.

Yo que era lo último que aun gracias a ti suspiraba y quien tu recuerdo por siempre impreso en su piel y mente llevara; en el tártaro nos deberemos de encontrar para seguir nuestra promesa y continuar con la comedia con fatídico final.

Un movimiento y la daga dentro de mi cuerpo fue a parar, nuestro cuarto donde antaño compartimos todo y fue fiel y silencioso testigo de aquella historia se convirtió en el lugar indicado para ver el crimen y a su vez el castigo, aquellas paredes me verían seguirte hasta el infierno aunque haya sido yo quien por impulsos absurdos te haya mandado antes de tiempo hasta allí.

Ya que más daba, por mis propias manos te había perdido a ti, por mi propio puño termine de borrar lo que en algún momento fui… yo era la perfección y ahora lo comprendía tú… Tú eras mi perdición y mi maldición pero para bien o para mal, también mi único amor.

Un último suspiro de mis labios escapo, un último grito a mis oídos llego, un último vistazo a mi alrededor…  Una promesa que nos llevó a donde terminamos hoy, una historia que entres aquellas impecables paredes para siempre se ocultaría…

Espacio que se compartió y fue único testigo del más puro amor y su propia perdición…