lunes

A ella

Nunca imagine encontrar a alguien tan especial, jamás pensé en con semejante ángel llegarme a cruzar.

Antes siempre pensaba en que lo mejor era la  soledad, joderme con el mundo. Para mí no había felicidad.

Tan solo creía que ella hacia parte de la mitología, que para personas como yo no llegaba a su vida, pero ella… ella cambio mi rutina.

Alas me faltaron para volar cuando apareció, sentí poder comerme el mundo solo con su calor.

La sonrisa verdadera por ella retorno, no existieron momentos más mágicos que los que a su lado el tiempo me mostró.

Yo deje de ser yo, fui un ser nuevo para hacerla feliz todos los días, para sacarle miles y miles de sonrisas.


Gracias a ella mi mundo cambio y aun con los problemas creí ser alguien mejor.

Ahora entiendo que la que la necesitaba era yo, pues mi corazón con ella se quedó.

Razones hay miles para explicarlo; ella es hermosa, encantadora, preocupona, hermética en ocasiones, risueña, malgeniada pero perfecta para esta loca enamorada.

Zafiro al descubierto, una joya que con su esplendor hasta logra detener mi tiempo…

Oh! Pero todo tiene un pequeño mal, las personas las estrellas no sabemos valorar y tiramos por la borda todo lo que habíamos podido lograr.

No supe tratar a su frágil corazón, pero algo es seguro: la ame, la amo y amare como nadie jamás amo. 


Quizá y solo quizá

Si las cosas hubiesen sido diferentes, quizá y solo quizá yo no hubiese sido tan idiota.
Si las circunstancias hubiesen sido más favorables tal vez  yo te hubiese amado hasta el final.
Si tus miedos fueran menores probablemente me hubieses permitido las cosas de mejor forma acabar.
Si mis indecisiones no hubiesen estado seguramente seguiría a tu lado.

Pero el quizá, el tal vez, el probablemente, el seguramente no son permitidos en la vida. Del mismo modo que el tiempo no da marcha atrás y nos permite los errores cambiar, de ese modo ya no se puede sobre la ‘leche derramada’ llorar.

Falle y por tanto debo hacerme responsable, llevar el peso y hacerme cargo. No puedo pedir otra oportunidad, muchas veces se me dijo que de eso no había posibilidad, además un plato después de roto no vuelve a quedar igual. Destruí la mejor historia de mi vida, perdí mi oportunidad, mi momento y felicidad.

Quien lo hubiese imaginado, que idiota me fui portando. No hay excusa válida para las cosas explicar, lo hecho esta hecho no hay nada más. No hay un “Te amo” que valga, no hay un “perdón” que funcione; solo queda un “hasta pronto, no importa el momento yo estaré aquí para ti… Y si no quieres, prometo en tu vida jamás volver a interferir”. Como diría la famosa canción “… cuando un amor se daña es mejor cambiarlo en vez de repararlo…”. Yo lo dañé, espero el tiempo pueda reparar el menoscabo y en un mañana sonrías como lo hiciste conmigo en antaño.

Nunca habrá mayor castigo que haberte perdido, nunca habrá mayor pena que saber que fui yo quien realizo su propia condena. Pero tampoco habrá una mayor felicidad que saber que, por lo menos, por un tiempo me amaste y yo tuve la dicha de también poderte amar…  

Por eso el día de hoy digo un poco querido “adiós”, te deseo suerte, éxitos, felicidad y en un futuro, llámame egoísta pero espero sea lejano, un amor que te valore como no lo supe hacer yo. Espero sonrías y enamores al mundo con esa sonrisa, así como lo hiciste conmigo.


Sé que no fui la mejor,  pero realmente, aun cuando suene poco convincente TE AMO. 

Algún día

Recuerdo la primera vez que la vi, su sonrisa aun en un rostro lleno de cansancio. Recuerdo el primer pensamiento al observarla de lejos “Que lindos pantalones, que linda se ve, se viste muy bien” acompañado de una sonrisa. Recuerdo nuestra la primera llamada, donde no sabía que más decir y solo quería seguirla escuchando reír. Recuerdo el primer encuentro, aquel en el que moría de nerviosismo y terminé llevando a un amigo; ese donde solo me falto ponerme un letrero que dijese “mírame y háblame tu, porque yo me siento morir y solo diré incoherencias”, porque ya la había visto casi desde que se paseó frente a mi facultad y hasta el punto donde sentada se dispuso a mi salida esperar. Recuerdo los cafés y las llamadas. Recuerdo las charlas y las salidas improvisadas; la forma en que calenté sus manos y ella poesía que la piel me erizaba me declamaba. Recuerdo el primer beso junto con la primera vez. Recuerdo sus ojos mirándome, su sonrisa radiante, sus brazos cálidos, su voz hipnotizadora. Recuerdo el bienestar que me regalaba, la seguridad que me entregaba. Recuerdo también las lágrimas, mis celos,  sus celos, mi frialdad, su soledad. Recuerdo no querer hacerle daño. Recuerdo con ella querer compartir el resto de mis años.

Recuerdo tantas cosas… Recuerdos de una historia que seguramente buscare eliminar de mi memoria. Jamás permitiré que alguien dude de mi amor, aun cuando las cosas no hayan pintado a mi favor, realmente se quedó con mi corazón.

Ella era lo único que necesitaba, pero de amor no se vive y yo tenía cosas más importantes que rescatar. Una familia, por ejemplo y por no mencionar más.

Esta es mi versión de la historia, quizá a muchos les parezca sosa o tonta, pero a mí no me importa; pueden pensar que soy la malvada, la bruja desalmada, el demonio que robo un alma; igual… ¡al carajo sus pensamientos! Yo solo quiero sacarlo de mi pecho.


Mi nombre es Sofía Soler, estudiante de último semestre de una carrera que no les importa y una universidad que no vale la pena mencionar; por otro lado, ella se llama Violette Leblanc, egresada de mi universidad, una mujer por demás especial. La conocí una tarde por casualidad, hablamos un par de meses por mensajes de texto y diversas formas de chat. Solía verla a lo lejos y siempre me daba temor acercarme a charlar.

Fue ella quien una tarde tomo la iniciativa, fue ella quien siempre me llevo por el camino que de ante mano tenía. Y así salimos un cierto tiempo, yo con temblores cuando estaba con ella, ella con sonrisas que me llevaban fuera del planeta. Me seducía, me llamaba, me hacía soñarla, me enamoraba.

Nunca espere que me tuviese en cuenta, pensé que sería siempre una amiga y me sentía a gusto con la idea. Me sentía feliz de verla sonreír y que, de una u otra forma, se preocupara por mí. No me importaba si era una tarde en un billar, unas palabras después de estudiar, un mensaje antes de irme a acostar o un “buenos días” cuando apenas me acababa de despertar. Para mi estar en su vida era la luz y el sentido de mi existencia vacía.

Y así pasaron los días… Pero en cierta ocasión me arme de valor y temblando le confesé mi amor… que dicha sentí cuando me correspondió, cuanta felicidad embriago a mi corazón.

Los meses siguiente me desviví por hacerla feliz, por verla tranquila, por lograr una pequeña sonrisa. Estaba tan enamorada; la amaba como si no existiese un mañana. No me importaba darle un chocolate o una flor, un ramo de rosas, un peluche o un bombón; besarla en mitad de la calle, enfrentarme a mi padre o a mi madre. No me interesaba dejar a nadie atrás, ella era mi todo, más importante que los demás.

Pero ella no confiaba, nuestra primera “pelea” fue por esa causa. Aun así logramos seguir casi como si nada pero la herida ya estaba formada y no cicatrizaba. Así el tiempo siguió; los días, los meses y, para desgracia, los semestres. 

Si hubiese tenido más tiempo, si hubiese soportado un momento…

Las cosas empezaron a marchar mal, el dinero fue el maldito factor principal. Las deudas empezaron a llegar, las enfermedades, presión de la familia, mi debate interior.

Ella al inicio lo intento sobrellevar, hablamos y las cosas yo intente acomodar. Pero hay cosas  importantes, mi hermano y su enfermedad terminal junto con el tratamiento que nadie podía costear además de una casa que debía a como diera lugar ayudar a levantar.

Las opciones fueron reducidas, quizá fue torpeza mía. Fuese como fuese lo único que vi,  aun cuando sabía que me haría sufrir, fue una persona que estaba siempre allí pero que ya había mandado a volar cuando con ella decidí salir. No ahondare en detalles de mi salvavidas, solo diré que el precio fue de los más altos de mi vida. Solo necesitaba de mi socorrista el tiempo suficiente para salir de mis problemas, solo necesitaba que ella confiara un poco más, pero al final la curiosidad pudo más.

Recuerdo mucho cierta conversación, donde preguntaba si sería capaz de estar con alguien aun si no lo quería. Mi respuesta fue un Sí rotundo, conocía que hay cosas que nos obligan en la vida y yo bueno… Siempre pensare en el bienestar de mi núcleo familiar antes de mi propia felicidad. No es una excusa. No lo fue en ese entonces, no tiene por qué serlo ahora. Fue simplemente una razón que me hizo hacer de ‘tripas corazón’, confiar en la suerte que nunca está a mi favor y mirar si lograba concretar con mi “misión” para poder entregarle a ella por completo mi amor.

Al final no importo mucho, había cometido un error imperdonable, pero no agache la cabeza ni di explicaciones a nadie. Así como ella no podía confiar, yo me forme dejando a todos de lado para mis problemas afrontar. Es mejor hacer las cosas sin involucrar a muchas personas, ya me di cuenta que al final siempre hay alguien que no sale bien librado.

Entonces finalmente debí guardar el anillo, las ilusiones, mis esperanzas. Debí obligarme a mí misma a no derramar lágrimas, a afrontar las cosas como vienen, como suceden; a abandonar su casa con una furia descontrolada, en silencio y destrozada. Pero aquí la que importaba no era yo, era ella, mi tesoro y devoción, uno que me encargue de dejar solo y sin protección.

Nuevamente los meses fueron pasando, final de un semestre aproximación de su grado.

Ella salió y se marchó del país, se fue con mi corazón y me dejo a mí aquí. Yo pagué mi condena, pero sigue la pena. No siempre encuentras al amor de tu vida, el mío se fue a la mitad de cierto día, con miles de sueños y expectativas más una que otra lagrima por culpa mía.

Yo seguí aquí, pensando un “qué hubiese pasado si”, pero el tiempo no se puede retroceder. Yo fui la zorra y arpía, por el motivo que haya sido, por el delito que haya cometido, pero finalmente fui quien todo destrozo, de nada vale pedir perdón, de nada sirve esperar que me crean igual a nadie le pido que se fié de mi pena. Fue tarde para decir la verdad, pero así soy yo, una gran desadaptada que prefiere la felicidad ignorar y cometer idioteces por el bien de alguien que no lo agradecerá.

Aun así, quizá algún día me perdone. Me mire a los ojos como antes y yo este lo suficientemente bien para decirle que la amare por el resto de mi tiempo y que mi felicidad se fue cuando de su casa salí, que sin ella vivir se hizo tormentoso y que nunca me alejaré pues aun cuando todo termino lo único que quise fue su protección y si era necesario para curar su corazón aceptaría el desprecio y olvido de mi existencia junto con mi presencia.

Pero eso… Eso es pedir demasiado, sin embargo… Algún día... Y yo espero y esperaré por ese día.






martes

Lárgate de aquí

Te preguntas qué está ocurriendo a tu alrededor, el idilio simplemente acabo. Estas cansada de ponerte en sus zapatos, aunque sabes que tú has sido quien envió todo al carajo. Te das cuenta que se te ha roto el corazón y lo que es aún peor se lo rompiste a quien el suyo te entrego. No haces nada, ya ni cuestionas. Las gotas de lluvia son mejores por ahora, las manos frías el rostro estoico y las gotas que ya no sabes si son lagrimas o agua bañando toda tu cara.

En tus manos no ves más que moretones y la sangre mezclada con la carne por tus raspones; igual ni siquiera sientes, volviste a tu jaula de cristal, volviste a ser la mierda que eras antes de su llegar. Pero que te importa el mundo, que te importa la vida si tu solo sabes hacer todo mal. A estas alturas ni el karma te puede salvar.
Que miserable te sientes, que idiota te vuelves. Cuan basura puedes ser, cuanta escoria puede salir de tu ser. Ya no eres nada, ya no eres nadie. Solo caminas sin rumbo por las calles, quizá podrías lanzarte, tomar tu medio de transporte y sin preguntar dejar que te lleve a cualquier parte.

Le has hecho daño y te has destrozado, todo tu mundo por tus acciones se ha acabado. ¿Qué más te queda? Eres un imbécil, solo lo puedes admitir.

Y aun así, tu dolor no se compara. Tú maldito verdugo, acabaste con lo que más amabas y que el mundo te joda hasta en la más pequeña cosa que hagas es un precio justo por no escuchar palabras y dejar al ser más maravilloso que has conocido como si nada pasara. Aun cuando tus lagrimas siguen siendo derramadas, una tras una limpiando la pena de tu alma, piensa en como esta ella, la diosa de tu alma…

Quieres retractarte, pedir perdón, arrodillarte; ya no tienes nada que hacer, dejaste de lado tu ser. Ella merece al lado de alguien mejor que tú la felicidad conocer, ella merece ser feliz y tú, pobre infeliz, no tienes ni medios ni formas para hacer su sonrisa surgir.

Deberías desaparecer del mundo. Resulta más provechoso que tu presencia frente a alguien a quien aun amando has hecho sufrir. Púdrete maldita escoria, deja de tener lastima por ti, afronta tus actos y lárgate de aquí.

Pídele perdón, si algún día ella lo ve, dile que la amas antes de partir. Que no ha sido por ella, que tu simplemente eres un ser ruin, que la afecto sin quererlo y por eso fue mejor dejar todo así. Grítale al mundo que tu razón de ser es ella, más que tu padre, más que tu madre, más que lo que amas, pues sin ella todo se pierde y nada se aclara, los minutos simplemente pasan y la vida se te pasa entre tus pestañas como si nada. Grítale que la amas y que solo esperas que en un mañana sonría y tú puedas ser un poco feliz al verla así.


Después de ello lárgate de aquí, engendro del demonio. Tú ya no mereces ser feliz.